Crónica de Cebollas - Borrador

mar 27 dic 2022 18:12:14 WET

Capítulo Primero

Esta es la cróncia de una luz solitaria. Perdón, me he puesto poético cuando la ocasión no lo requiere. Aquí la llama solitaria es solo nuestro pequeño grupo. No debiera llamarlo familia, somos veinte y dos, treinta contando los perros. Supongo que merece la pena contarlos también. Desde luego tienen derecho a ello. Muy bien, decidido somos treinta, pero soy solo yo quien lo cuenta. Vivimos en Cebollas, un lugar que si encuentras en el mapa te habrás confudido, porque este sitio es una de esas aldeas castellanas olvidadas hace mucho, y desde luego no se llamaba Cebollas. Cebollas se lo puso uno de nuestros niños: Dugarte, y los demás acogimos ese nombre sin pensar. Antes solo era «el pueblo», y antes que eso «la casa», porque vivíamos juntos en la única casa que quedaba en pie. Ayer le pusimos el cartel al pueblo con su nombre y visto que nos negamos a morir he decidido contar la crónica de lo pasado y de lo que nos pase a partir de ahora.

Pero empezaré por el presente, porque no es tan mala idea, supongo. Mejor que lo de Cebollas para nombre del pueblo, aunque podría reconocerse que aquí las cebollas se dan bien. También las lentejas y el trigo, y hay buena caza, ahora que los animales han repuesto a las personas. Cerca está Torruña, un castillo del tiempo de los problemas, que no es de sillares sino de hormigón y que nos dio refugio cuando se fueron los soldados para siempre. Pero es malo para estar ahí. Algún día lo cuento, hoy no apetece hablar de malos recuerdos, hambres, penurias o violencias. Aunque ahí hice a mi niña, Rena, pues así me pareció de cría, alegre como un cervatillo, pero más robusta. ¡Es fuerte y más que será! Hoy alcanza once y me hace sonreír verla dormida. Ayer nos dijo que casara con Madre, como en Antes. No sé qué nos diremos mañana. Habrá que ceder supongo.