Este relato fue escrito para el concurso de micro-relatos Solarpunk de Mastodon. El concurso aún no se ha realizado, así que actualizaré esta página enlazando a los otros relatos cuando sea posible.

El Despertar

— ¿Has cenado bien, cielo?

— Sí, abuela. Doy gracias a Madre por los alimentos.

— Tenéis suerte los niños de hoy. Cuando yo era niña, la comida no era tan buena ni tan sana como la que Madre nos brinda hoy.

— Abuela, ¿cuándo me contarás cómo salvasteis a Madre?

— ¿De verdad quieres saberlo?

— ¡Sí quiero! ¡Por favor!

— Está bien. Te lo contaré. Hace mucho tiempo, antes de El Despertar, existían en nuestro mundo unas organizaciones muy grandes. Las llamábamos Grandes Corporaciones.

— ¿Cómo de grandes eran?

— Pues imagínate tu colegio, pero con cien veces más personas.

— ¿Cien veces? ¡Eso es imposible!

— ¡Y algunas mucho más! Eran tan grandes que la mayor parte de la gente que trabajaba en ellas no se conocían entre sí, ¡y algunas ni se habían visto nunca! En retrospectiva puede parecer que las Grandes Corporaciones no tenían mucho sentido, que eran casi inhumanas, pero en nuestro tiempo dominaban todos los aspectos de nuestras vidas. Durante muchos años, las Grandes Corporaciones pretendieron hacernos creer que estaban luchando por salvar a Madre, en ocasiones con bastante éxito.

— ¿Y qué pasó?

— Un día, el mundo estaba expectante. Ese día, una de las Grandes Corporaciones iba a presentar un invento revolucionario que prometía cambiar el sistema y salvar a Madre de una vez por todas.

— ¿Y lo hizo?

— No, cielo, no lo hizo. En realidad, apenas nada de lo que habían hecho hasta entonces sirvió de nada. Pero esta vez, el fracaso fue tan rotundo, tan sonado y tan inolvidable, que la verdad se hizo evidente ante nosotros... Ese día, todos despertamos.

— ¿Ese fue El Despertar? ¿Cuál era la verdad?

— La verdad era que hacía mucho tiempo que teníamos la solución para salvar a Madre, pero las Grandes Corporaciones eran incapaces de aplicarla.

— ¿Por qué abuela?

— Porque la diferencia entre las Grandes Corporaciones y nosotros es que nosotros comprendimos que la solución al problema era fundamentalmente humana, y no técnica. Las Grandes Corporaciones no podían entenderlo, porque habían perdido su humanidad.

— ¿Y qué hicisteis luego?

— No pasó mucho tiempo hasta que empezamos a desmantelar a las Grandes Corporaciones. A la mayoría de ellas no les quedó más remedio que admitir que llevábamos razón tras El Despertar, y pusieron sus recursos en nuestras manos para salvar a Madre. Las más grandes, sin embargo, siguieron ciegas a pesar de El Despertar.

— ¿Y qué ocurrió con ellas?

— No olvides que por muy inhumanas que pareciesen las Grandes Corporaciones, al final estaban formadas fundamentalmente por humanos. Quizás no todas las Grandes Corporaciones despertaran, pero nosotros lo hicimos. Y ya no podían volver a ponernos a dormir.

— ¿Y por qué a mí nunca me dejas quedarme despierta?

— ¡Muy graciosa! Ya sabes por qué tienes que dormir. Es tarde, y la luz que Madre nos brinda ya se ha ido. Debemos dormir ahora para poder aprovechar lo que Madre nos ofrecerá mañana.

— Está bien, abuela. Me voy a dormir. Hasta que Madre nos despierte.

— Hasta que Madre nos despierte, cielo.