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Al comenzar a escribir, era 03 de marzo de 2024 a las 11:02 y así estaba el clima en Veracruz: 28 °C ☁ sentidos como 31 °C 🌬️ 1.79 m/s SSE 💧 66%
Se está cumpliendo el cuarto día desde que recibí la actualización a Plasma 6. Me convertí, no muy convencido de ello, en un "early adopter" en lo que a entorno de escritorio se refiere desde que me decanté por la distribución de GNU/Linux KDE Neon, misma que nos trajo a sus usuarios la primicia del lanzamiento oficial de esta versión de Plasma el 29 de febrero de 2024.
No cabe duda, el diablo sabe más por viejo que por diablo... Yo ya sumo en décadas mi tiempo como usario de GNU/Linux y "sabía" que ser un adoptador tempranero tiene sus costos. La mañana del 29 de febrero, sí uno de esos días del calendario que se sienten místicos porque no todos los años están ahí, recibí la notificación de actualizaciones disponibles en KDE Neon y, no sé si haya sido porque no había tomado mi primer taza de café, pero las apliqué sin pensar.
Luego, vi el tamaño de la descarga, miré al calendario (que no había consultado esa mañana) y me hice un aplauso con la palma de la mano en mi frente: la actualización traía Plasma 6 y me cogió por sorpresa... Sí, me "cogió" en el mismo sentido en el que hablamos en México. Esperé toda la mañana sin aplicar definitivamente las novedades, ya que sigo la encarecida recomendación de KDE Neon sobre activar la opción de actualizaciones de sistema diferidas. Hay un toot con una encuesta al respecto.
Llegó el medio día, reinicié, esperé a que se aplicaran los cambios y me fui a comer con el Jesús en la boca porque la pantalla de inicio de sesión se mostraba muy rara, con ese "estilo" que sabes que equivale a que algo se rompió y el sistema se está valiendo del último recurso disponible para permitirte realizar la función que normalmente ejecutas en una linda interfaz.
Volví de comer. El mal del puerco hizo pocos estragos dados los nervios de tener mi laptop del dia a día en una situación de riesgo. La pantalla de bienvenida estaba en muy baja resolución, cubierta casi totalmente por un teclado en pantalla que ocultaba el selector de usuarias... Pero pude escribir la contraseña, pulsar ENTER y la sesión inició... Con Wayland en lugar de X11 como protocolo gráfico.
El azúcar volvió a sus niveles habituales, mis cosas seguían ahí, los programas abrían, mi configuración personal de escritorio estaba casi intacta... Todo casi bien... De pronto, me di cuenta de que ciertas ventanas para las que tengo configuradas reglas personalizadas (posición en determnado número de escritorio o actividad) dejaron de "obedecer", mi monitor externo, hacia el que suelo extender el escritorio había cambiado a una resolución muy inferior y no era posible mejorarla desde la aplicación para configurar pantallas... La gestión de tareas también se puso rara, en especial con dos pantallas.
Supuse que los problemas tendrían su origen en Wayland, así que me dispuse a cerrar sesión para volver a iniciarla en modo X11... ¡Toma chango tu banana! Los botones de gestión de sesión ubicados en el lanzador de aplicaciones servían lo mismo que los productos milagro que venden en los programas de revista mañanera de la televisión mexicana (no servían).
Emprendí una búsqueda rápida para corroborar que lo de los botones de sesión fue un daño colateral que sufrimos todas las personas que aplicamos la actualización tempranera, así que apliqué la todopoderosa combinación de teclas:
Ctrl + Alt + Imp Pt + R E I S U B
Volví a la pantalla de bienvenida en modo cutre, pero pude elegir X11 como servidor gráfico, inicié sesión y voilà, prácticamente todo se puso en su lugar, desde la resolución de mi monitor externo, hasta la gestión de tareas y ventanas. Lo único que no se resolvió en ese momento fue lo de los botones para cerrar sesión, reiniciar o apagar.
Curiosamente, seguían funcionando los botones de suspender e hibernar, bueno, no tan curiosamente, tiene lógica porque esos los activé manualmente hace años, cuando seguí el procedimiento de activar la hibernación en mi laptop, y no se vieron afectados por la actualización. Así que, aunque vi por ahí un parche en el sistema de rastreo de bugs de KDE, decidí esperar a que viniera en la siguiente actualización.
Con el susto dejado atrás, continué con mi flujo de trabajo habitual. Luego de notar algunas cosas "raras" con el tema de iconos, consideré prudente aplicar el tema global "Brisa claro", suponiendo que ello colocaria más cosas en el mismo lugar en el que lo tendrían las personas que hicieron pruebas previas al lanzamiento de Plasma 6, pudiendo partir de ahí para volver a personalizar.
La decisión me funcionó, ocasionó que la pantalla de bienvenida, posterior al reinicio, ya se viera bonita y sencilla de usar. Los iconos en la bandeja de sistema ya se veían correctamente y, general, todo pareció volver a la normalidad, salvo las cosas que estaban a la espera de la actualización para ser corregidas.
Algo muy bonito de Plasma 6 fue su tema global predeterminado, con sus paneles flotantes y su imagen de fondo que me pareció una chulada, a la que dediqué un toot con cuatro capturas de pantalla con sus textos descriptivos:
Aunque KDE Plasma ha sabido conservar sus fortalezas como entorno de escritorio, esta obsesión por mudarse a Wayland ya me parece enfermiza... Como usuario final debo decir que llevo asomándome a dicho servidor gráfico desde la primera vez que fue incluido en Ubuntu, con cada actualización le doy una oportunidad, pero no veo que mejore para ninguno de mis casos de uso... Y no es que sean tan complejos o fuera de lo común.
Me preocupa que, con este afán, se comience a descuidar X11. Y la preocupación cobra vida con esta actualización de KDE Neon, en la que, luego de estos 4 días de uso, estoy notando que trajo un "lag" del servidor X11, que se presenta a ratos, pareciera tener relación con las notificaciones o con cierta acumulación de datos a renderizar.
Ahora mismo, me cuentro en una disyuntiva:
A) Seguir usando X11, en espera de que haya solución para ese lag.
B) Apostar por Wayland e iniciar un periodo de "aguante" en lo que se resuelven, o voy resolviendo yo mismo, las carencias o errores que me aquejan, siendo la principal de todas el trabajo a dos pantallas con escritorio extendido. Obviamente, esto implica una dedicación a la investigación y aplicación de parches para la que no tengo todo el tiempo que quisiera.
A final de cuentas, el balance es positivo. Decido permanecer en KDE Neon como distribución para mi laptop personal. Recuperar mi flujo de trabajo habitual no fue dificil y la nueva propuesta visual me revivió inspiración para los viernes de escritorio.
Y aquí va la principal razón por la que Plasma 6 ha contribuido a mi felicidad esta semana: mi hija se acercó a ver mi reciente configuración visual y quedó encantada con el fondo de pantalla y los iconos. ¡No se diga más!
Esa reacción de mi hija me planteó la posibilidad de generar, aunque sea a modo "fallback", los iconos de mis aplicaciones que el tema Buuf-Plasma no incluye. No tengo esas habilidades de dibujo, pero igual podría simplemente usar el icono genérico (una página rústica en tonos grises sin ningún contenido) para sobreponerle otros iconos correspondientes a las aplicaciones en las que los requiero.
Se acerca el Día de la niñez en México, sería un buen regalo para mi hija y para mi niño interior que, estoy seguro, es el que me empujó al mundo de GNU/Linux precisamente porque es el sistema ideal para crear nuestro propio mundo.
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